“Algunos hombres no buscan cosas lógicas como dinero. Uno no puede comprarlos, intimidarlos, razonar o negociar con ellos. Algunos hombres sólo quieren ver el mundo arder”.
Alfred, de la película Batman. El Caballero de la Noche.
Por primera vez en mi vida democrática, tengo la oportunidad de elegir entre dos buenos candidatos para la presidencia de un país, realmente buenos. Nosotros en Venezuela llegamos al colmo de la mediocridad política cuando nos vimos casi obligados a elegir entre un dictador (Chávez) y su compañero de intentona golpista (Arias Cárdenas), quien para ese entonces se hacía pasar por demócrata y empezaba a enfrentar al dictador, claro que luego le besó los pies a Chávez y logró su puesto en la revolución… Por eso para mí son tan especiales estas elecciones presidenciales en Colombia, mi nueva patria.
Los dos candidatos más fuertes son Juan Manuel Santos y Antanas Mockus. Aunque reconozco las virtudes de ambos candidatos, creo que en este momento histórico que está viviendo América Latina, y arrastrando con ella al resto del mundo, quien mejor puede enfrentar los sucesos políticos venideros es Juan Manuel Santos. No dejo de reconocer los méritos de Mockus, incluso pienso que él es el presidente que Colombia merece, incluso el que necesita, pero el sentido de lo urgente ante la gravedad del asunto político internacional me hace pensar que Santos es la mejor opción. Dada la precaria situación de la democracia en América Latina, lo urgente se antepone a lo importante.
Uno de los asuntos que más me preocupa de las venideras elecciones presidenciales, es la creencia de algunas personas en las amenazas poco sutiles de Chávez, quien se ha encargado de alimentar el miedo a la guerra entre Venezuela y Colombia en caso que gane Santos. Sí, creo que no son pocos los que piensan que un triunfo de Mockus evitaría un enfrentamiento armado con el vecino; lo que parecen no saber es que el vecino está en el umbral de la psicopatía, es un dictador, está rodeado de dictadores y siempre ha cumplido sus amenazas. Lamentablemente Yo creo que la guerra entre Venezuela y Colombia es un hecho; no sé cuándo, pero lo veo tan factible como la guerra civil en Venezuela, pese a los intentos democráticos que se han llevado a cabo para salir de la crisis desde el año 2002.
Hace mucho tiempo vengo pensando en las alianzas entre Venezuela e Irán. El objetivo de Irán es Israel, pero si materializan un ataque nuclear a Israel, de inmediato EEUU atacará a Irán. Lo más sensato pareciera ser crear una base de armas atómicas en Venezuela, donde hay uranio y una conveniente cercanía al amigo grande de Israel y enemigo común de los regímenes dictatoriales de Teherán y Caracas.
Digamos, hipotéticamente hablando, que Chávez decide que Cúcuta o Bogotá podrían fungir de Guernica, pero sin autorización del gobierno colombiano. De esta manera se pueden probar las bombas atómicas fabricadas en Venezuela en suelo colombiano, antes de lanzar un ataque a EEUU. No sé, digo Yo ¿no es más fácil lanzar una bomba a EEUU desde Suramérica que desde Irán? Yo no sé nada de asuntos militares, pero ¿será esa la explicación real de la instalación de las bases militares norteamericanas en territorio colombiano? ¿será por eso que Chávez se molestó tanto por ese tema?
Siguiendo el sano ejercicio de la especulación, supongamos que efectivamente se lanza un ataque atómico a Colombia y EEUU desde Venezuela. Inmediatamente habrán declaraciones de guerra o una simple y ruda respuesta militar de similar magnitud. Mientras tanto, con el mundo ocupado en los acontecimientos en América, Irán atacaría a Israel y empezaría a ponerse en práctica los sistemas de alianzas internacionales. Al fin y al cabo, más allá de la posibilidad de que Chávez sea el títere de alguien (hipótesis que siempre apunta a Fidel Castro como posible titiritero, aunque ahora hay más candidatos), Yo creo que al dictador también le convendría el conflicto armado con Colombia. Si algo nos enseñó la Guerra de las Malvinas es que, en tiempos de guerra, los pueblos son capaces de unirse en torno a su líder… cualquiera que sea ese líder.
Si nos ponemos más cínicos aún ¿qué pueblo estaría más preparado para soportar las condiciones resultantes de un estado de guerra? Yo digo que el venezolano, que ha estado viviendo en condiciones más o menos de guerra desde el Paro Petrolero de diciembre de 2002. En Venezuela, constantemente, falta por lo menos un producto de la canasta básica, y la gente se acostumbró a la escasez. Quizá el venezolano no lo ha notado, pero la dictadura de Chávez nos ha llevado a un estado de apaciguamiento social frente a las adversidades del entorno. Y Yo no creo que esos sean descuidos del dictador y su séquito, o sólo mala gerencia o idiotez. Yo estoy casi convencida que todo ha sido perfectamente planeado por ese sujeto a quien el mundo ha visto como un chiste malo, esa caricatura ordinaria de presidente que habita en ese país del tercer mundo. Hay que reconocer que, aun después de once años, todavía hay demasiada gente que no toma en serio a Chávez, y esa ha sido una de sus mejores estrategias.
En Venezuela hacen racionamientos de agua y de luz… y uno espera que pase algo, uno espera que el pueblo se harte de la ingesta de estiércol… y no… han pasado once años y, con todo lo que ha pasado, no ha pasado nada. Yo insisto en que todo es parte de un plan bien concebido para preparar al pueblo venezolano para la guerra.
Chávez ha fluctuado en las encuestas, sí, ha bajado, pero eso no le ha impedido cumplir con todas las amenazas que lanzó desde aquel fatídico día que lo dejaron salir de la cárcel. Chávez quiere ser el líder unificador de América Latina, pero Colombia ha sido un hueso duro de roer, porque –entre otras cosas- no le han dado respiro a sus aliados políticos, que no son más que los grupos terroristas de las FARC y el ELN.
La gran diferencia que Yo observo entre Santos y Mockus, o quizá la prioritaria para mí, es que el primero sabe quién es Chávez, entiende la dimensión de peligro que representa Chávez para Colombia y el mundo, sabe que un enfrentamiento armado es un hecho altamente probable y comprende que no se le debe dejar ni un mínimo espacio a las FARC para oxigenarse. Pero Mockus… aunque no pongo en duda su gran inteligencia y su enorme capacidad para gobernar, temo que pueda estar subestimando la capacidad de destrucción del vecino, a quien no ve como enemigo por su propia formación pacifista.
En Venezuela, uno de los errores recurrente de la oposición democrática, y quizá una de las más serias limitaciones, es precisamente el pensamiento democrático. Hemos estado tratando de enfrentar a un enemigo cuyo pensamiento no se rige por las reglas morales que nosotros conocemos, pero nuestras propias limitaciones éticas nos han impedido pensar más allá de nuestros paradigmas. No queremos siquiera imaginar hasta dónde es capaz de llegar Chávez, así como nadie se hubiese atrevido a imaginar hasta dónde era capaz de llegar Hitler o Stalin o Mao Tse Tung.
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