Wednesday, October 13, 2010

Tentaciones

Hoy me sentí tentada a saludar a aquellas tentaciones a las que no pude atender cuando me visitaron. No me disculpo, no tengo cómo, no tengo por qué; pero les debo un homenaje, un agradecimiento, una canción o, por lo menos, un saludo cordial.

He de confesar que de cuando en cuando me contraigo la virosis de moralina y, en los delirios febriles, suelo ver a las amigas tentaciones como ángeles desnudos con boca de cocodrilo... ¡y me espanto!

Otras veces, cuando galopo en el lomo de la libertad, las veo, les acaricio el pelo y les rasco la panza; sonrío y me vuelvo a sumergir en la plácida paz de mis pensamientos. Pero hay tentaciones que bien podrían describir el olor de mi nuca, el tacto de mis dedos, la fuerza de mis brazos.

Tentación tras tentación he besado y he dejado de besar. A unas les he compuesto versos, a otras las he arrullado en mis piernas. Me saludan, me sonríen y Yo las tomo por el cuello y las vivo a placer o las escribo después de beberlas... y mientras escribo, siento el sabor en la boca, el cosquilleo en los dedos, el olor a grama recién cortada.

A aquellas que se fueron mirando atrás, sin haber sentido mi aliento en su pelo, las invito a visitarme de nuevo, a tentarme una vez más. Quizá, sólo quizá, hoy les sonría y les muerda el labio superior... pero no se pueden quedar.

Adriana Pedroza

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