Una vez me escribiste que podía sentirme en la libertad de hablarte de política cuando quisiera, porque te interesaba el tema. Hoy te tomo la palabra.
No sé cuánto sabes de la política en Venezuela. No sé si sabes que el actual presidente, quien lleva doce años en el poder, fue un militar que trató, sin éxito, dar un golpe de Estado en 1992. De hecho, ese año fue terrible para Venezuela, porque Chávez, el presidente actual, intentó derrocar al gobierno el 4 de febrero de 1992 y, una vez preso, sus camaradas reintentaron tomar el poder a la fuerza en noviembre de ese mismo año.
Lo absurdo e inusual del asunto es que hubo mucha gente que aprobó y apoyó la intentona golpista. En Venezuela se celebran los Carnavales en febrero o inicios de marzo, y había mucha gente que disfrazaba a sus hijos de militar golpista. Incluso un ex Presidente de la República, quien era Senador vitalicio en el Congreso Nacional, dio un discurso apoyando lo que él llamaba un intento de recuperar la democracia. Luego ese Senador se convertiría en Presidente, por segunda vez, en 1993 e indultaría a los militares golpistas.
Al salir de la cárcel, Chávez daría una rueda de prensa donde presentó su proyecto político. Para mí, aun hoy, es escalofriante ver que todo lo que él dijo que haría, lo ha hecho. Chávez ganó las elecciones de diciembre de 1998 y asumió el poder en febrero de 1999. Durante la campaña suavizó el discurso, trató de alejarse de la ideología socialista. Casi se puede decir que negó lo que había estado diciendo desde que salió de la cárcel y, peor aún, lo que había estado diciendo en sus años de proselitismo político por los pueblos más pobres de Venezuela. Pero se sabía quién era, qué hizo y qué había asegurado para el futuro. Ganó, si no me equivoco, con más del 80% de los votos contados. No sólo los pobres estaban con él, muchos intelectuales con tendencias ideológicas de izquierda estaban fascinados con el nuevo personaje. Empresarios y banqueros lo apoyaban pensando que podrían manejarlo a su antojo, creyéndose titiriteros de una marioneta que resultó ser más peligrosa de lo que podían imaginar.
Y no sólo en Venezuela había una fascinación por el reformista que asumía el poder. En Francia le otorgaron, no recuerdo qué Universidad, un doctorado Honoris Causa. España abría la puertas de sus universidades para que el representante del socialismo del siglo XXI hablara de sus ideas de gobierno. Era casi un campesino, malhablado, ordinario, sin conocimiento ni interés por el protocolo, que se codeaba con la más alta esfera de poder a nivel mundial.
Para mí siempre resultó ofensivo ver la aprobación internacional que recibía Chávez; pero luego entendí que, habiendo caído el Muro de Berlín, el mundo necesitaba el surgimiento de un nuevo pensamiento, de una idea de peso, que pudiera ser confrontada con el ideal capitalista liberal. El mundo necesita ideas contrapuestas, en eso estoy de acuerdo. Tras la Perestroika, había surgido la idea de que el capitalismo era lo único que servía, que el socialismo fracasó y, de aquí en adelante, todos tenemos que tomar una misma senda. Esa parecía ser la idea reinante, con la cual nunca estuve de acuerdo, porque aunque Yo soy capitalista y liberal, puedo ver las deficiencias del modelo y creo que necesita reformas urgentes. Y las reformas se están produciendo, pero eso es otro tema, estamos hablando de Venezuela.
Desde su arribo al poder se iniciaron reformas legales peligrosas, empezando con la reforma a la Constitución Nacional que, entre otras cosas, ampliaba el periodo presidencial de 5 a 6 años, con opción a reelección. Eso le permitió “empezar de nuevo” tras ganar el referéndum constitucional e iniciar un nuevo periodo presidencial en el año 2000. Se cambió el nombre del país, dejó de ser República de Venezuela para pasar a ser República Bolivariana de Venezuela, dada la fijación de Chávez con el Libertador Simón Bolívar. En materia internacional, desde muy temprano Chávez mostró simpatía por gobiernos de mala reputación, como Irán, Cuba, Rusia, Irak, etc.
Mientras tanto, la oposición estaba adormecida, confundida, sin saber qué hacer para frenar las constantes reformas que se estaban produciendo en el país. Día a día nos acercábamos peligrosamente a un modelo similar al implantado en Cuba, pero con una gran diferencia: En Venezuela la dictadura no ha sido producto de un golpe de Estado, sino de la manipulación de los mecanismos políticos legales para implantar los cambios de manera constitucional; es decir, cada vez que al pueblo venezolano le ha tocado elegir, ha votado por endurecer el modelo socialista dictatorial de Chávez.
El punto de quiebre para la oposición se produjo en el ocaso del año 2001, cuando, tras haber recibido por parte de la Asamblea Nacional un poder habilitante, es decir, el poder de legislar, se planteó la Reforma a la Ley de Tierras. Prácticamente estaba diciendo que se quitarían las tierras ociosas a los grandes terratenientes para dársela a los campesinos que las trabajaban. Se pretendía crear un movimiento campesino para “recuperar las tierras para el pueblo”, pero el asunto no quedaba sólo en el campo, pues también las urbes venezolanas los pobres estaban convencidos de que recibirían su porción de la torta que nunca trabajaron. Muchos fueron quienes aplaudieron estas medidas, pero el sector privado y la Confederación de Trabajadores, inmediatamente levantaron la voz y se inició el proceso de resistencia.
En diciembre de ese año se produjo el primer paro económico nacional, que duró un día y tenía como finalidad manifestarle al Gobierno el descontento de una parte importante de la sociedad. Un gobierno democrático hubiese dialogado antes de materializarse la paralización de la economía, porque los paros son un mecanismo que la democracia permite cuando, agotados los recursos previos, un sector determinado siente que sus demandas no están siendo escuchadas. Sin embargo, a Chávez no le importó y subestimó los reclamos del sector privado.
El año 2002 amaneció con un país tan dividido que el Himno Nacional ya sonaba a canción chavista. Militares activos comenzaron a declarar públicamente su descontento con el Gobierno y pedían al presidente que recapacitara. Cada día se pronunciaban más militares y comenzó a sentirse la sensación de que el fin estaba cerca.
Los constantes intentos por militarizar PDVSA provocaron la reacción inmediata del sector petrolero. Adicionalmente se produjo uno de los acontecimientos que marcarían la historia de Venezuela para siempre. En su programa dominical, Aló Presidente, Chávez despidió a un numeroso grupo de trabajadores y gerentes de la Petrolera estatal (PDVSA). Este fue el inicio de una tragedia nacional que comenzó con un paro petrolero y económico a nivel nacional y terminaría con una marcha, el 11 de abril del 2002, que terminó con 19 muertos y más de 200 heridos. En youtube puedes ver las imágenes de lo que ocurrió ese día. Esa fue la única marcha a la que no fui ese año, básicamente porque vivía con mi mamá y ella me amenazó con cambiar la cerradura de la puerta de la casa si Yo me atrevía a desobedecerla. Salí molesta de la oficina a la casa y, al llegar, tuve que conformarme con ver las imágenes por televisión. La cantidad de personas que asistieron a la marcha era incontable. Se dice que había más de un millón de seres caminando por Caracas, con la bandera nacional, pidiendo la renuncia del presidente. No se sabe la cifra exacta, pero lo cierto es que demasiadas personas se atrevieron a salir a marchar para exigir un cambio en el país.
De repente, todos los canales de televisión y las emisoras de radio transmitían el mensaje de Chávez desde el palacio presidencial, a eso se le llama “Cadena Nacional” y en Venezuela ha ido tomando matices de censura. Molestas por la interrupción, dejamos de escuchar lo que decía Chávez, cuando, sorpresivamente, un canal de televisión se atrevió a dividir la pantalla para transmitir, por un lado, el mensaje presidencial y, por el otro, las imágenes en vivo de lo que estaba sucediendo en el Centro de Caracas.
No hay adjetivo calificativo que pueda describir lo que estaba sucediendo. Un grupo de simpatizantes del gobierno estaban instalados en un puente peatonal, llamado Puente Llaguno, desde donde disparaban a las personas que venían con la marcha de la oposición. Las imágenes de personas cayendo a causa de los disparos, el desespero de algunos que trataban de auxiliar a lo caídos, las banderas ensangrentadas, el caos provocado por el desconocimiento de lo que estaba pasando… Todo era demasiado. No se sabía de dónde venían los disparos, luego se supo que habían francotiradores en los techos de los edificios adyacentes al sector, desde donde disparaban directamente a la cabeza de los presentes.
Yo no recuerdo si lloré. Creo que no. A veces las emociones son tan fuertes que ni siquiera logro compensar con el llanto. Pero desde ese momento decidí ser mucho más activa en la lucha política. Más aún cuando, en la madrugada del 12 de abril, el general Lucas Rincón, jefe del Alto Mando Militar, anuncia la renuncia de Chávez. Luego, se proclama a Pedro Carmona Estanga, quien hasta entonces era Presidente de la Federación de Empresarios, como Presidente de la República y, horas después, el 13 de abril, Chávez vuelve al poder…
El caos vivido esos tres días, que van del 11 al 13 de abril, fue lo que me hizo pensar que, hasta entonces, se había estado subestimando la inteligencia de Chávez. Todo el mundo, y lo digo literalmente, porque no sólo fue en Venezuela, todo el mundo pensó que Chávez era un loquito controlable, que sólo era un payaso que hablaba demasiado y amenazaba con cosas que nunca iba a cumplir. No obstante, si algo ha demostrado Chávez es que sabe cómo manipular la situación para su beneficio. Entonces comencé a pensar en muchas opciones, como por ejemplo, si los sucesos de abril no serían parte de un plan muy bien elaborado por parte de Chávez, para lograr desenmascarar a sus enemigos. Porque para concretar su proyecto él necesita estar rodeado de súbditos leales y, tras lo ocurrido en abril de 2002, muchos lo abandonaron al pensar que ya estaba vencido.
Desde entonces han ocurrido muchísimas cosas más, pero creo que mejor termino aquí porque sé que eres un chico muy ocupado y tienes que trabajar. Sin embargo, sinceramente agradecería cualquier comentario, cualquier duda, cualquier pregunta que quieras hacerme. La verdad es que me parece muy preocupante la actitud de la Comunidad Internacional con el caso Venezuela. Se me antoja similar a la indiferencia que se respiraba cuando Hitler estaba gestando su proyecto. Antes de la invasión a Varsovia, hubo demasiados incidentes y demasiadas señales de alerta que, de haber sido tomadas en serio, hubiesen podido ayudar a evitar lo que ocurrió después. Pero el mundo pensó que Hitler era un loquito y no había que tomarlo en serio…
Cuando quieras te cuento más, porque después de todo lo anterior se intensificó la lucha, perdimos y Chávez fue electo El Hombre del Año de 2002… ¿puedes creerlo?
Adriana Pedroza
Friday, May 27, 2011
Thursday, May 19, 2011
Carta a mi amante virtual: Del amor y otras cuestiones.
Ahora sí tengo condiciones decentes para escribir: un cigarrillo y un café.
Estaba pensando acerca tu último mensaje, básicamente aquello de esperar a la mujer correcta. Te estoy parafraseando, no recuerdo cuáles fueron tus palabras exactas, pero creo que básicamente esa era la idea.
Me hiciste pensar acerca de la conducta habitual que uno tiene con respecto al amor y las diferencias que se presentan cuando lo comparamos con la actitud que tenemos cuando se trata de sexo. Uno nunca espera que “aparezca” el sexo, usualmente uno busca sexo, de una u otra manera, pero siempre es una actitud activa. Por el contrario, con el amor, se espera que aparezca, que se de, que esa persona ideal caiga del cielo, que te sorprenda como una lluvia de verano… pero nunca te preparas para buscar el amor. Y si a eso le agregamos que nuestra cultura, por lo menos en América Latina, tiende a confundir amor con matrimonio, el asunto es mucho peor, porque no se busca el amor, se busca “la persona correcta” con quien estás dispuesto a pasar el resto de tu vida.
Una vez hablaba con mi hermano del tema y él me decía “si quieres un tipo determinado de hombre, tienes que prepararte para lograr esa relación como si te prepararas para conseguir el trabajo ideal”. Y hasta cierto punto es correcto, no comparto la visión de mi hermano, quien piensa que el hombre ideal sería un banquero o un político, y temo que él piensa que Yo debería estar dispuesta a ser una mujer trofeo… Nada más lejano a la realidad. Sin embargo, comparto la idea de prepararse emocional y mentalmente para estar en una relación sana, bonita, armoniosa y nutritiva para ambas partes.
Por ejemplo, en mi caso, Yo quiero una relación en la cual pueda tener mucho sexo, me pueda reír mucho, pueda conversar y crecer, pero también donde pueda tener mis espacios de soledad. Yo no quiero a mi lado un hombre que “me haga feliz”, no quiero a un hombre que se empeñe en hacerme feliz, porque esa es mi responsabilidad y porque Yo no estoy dispuesta a “hacer feliz a nadie”. Lo que sí quiero es tener a mi lado un hombre que no me cause estrés, angustia, tristeza, que no me haga sentir mal conmigo misma… básicamente, que no me joda.
Y sé que para tener una relación así Yo debo crecer. A veces pienso que es necesario tener relaciones de prueba, alguien con quien pueda practicar. Simplemente porque Yo tengo la mala costumbre de mandar a la mierda a quien quiera imponerse y, ante el primer indicio de imposiciones o pruebas de fuerza, saco los dientes y le arranco la cabeza. Sí, Yo soy como un león tranquilo, echado bajo la sombra de un árbol en la sabana africana, lamiéndose los genitales, sin molestar a nadie… pero sigo siendo un león, sigo siendo un depredador.
Lo triste es que he perdido oportunidades valiosas, con hombres valiosos y maravillosos, por no saber controlar mi orgullo. Es una tontería, porque pienso en el pasado y estoy segura que las diferencias siempre han podido ser negociadas, pero en mi empeño de demostrar que a mí nadie se me impone… perdí… gané, pero a un precio muy alto.
A pesar de todo sigo siendo optimista con respecto al amor. Creo que no hay nada que el diálogo franco no pueda superar. A veces la verdad es dolorosa, pero cuando es determinante, siempre es la mejor opción. Yo no quisiera saber si mi novio me fue infiel, si salió de fiesta y tuvo sexo casual; prefiero no saberlo, prefiero que sea lo suficientemente inteligente para hacerlo sin que Yo lo sepa. Mientras sea así, y con condón, no me interesa saber la verdad. Pero si mi novio ha dejado de amarme o tiene dudas, prefiero saberlo por él. Una de las cosas que más odio de algunos hombres es que, cuando la relación atraviesa por una fase difícil o dejan de amar, se comportan como idiotas para que sea la mujer, hastiada del comportamiento pasivo-agresivo del hombre- quien termine la relación.
Las relaciones son difíciles, básicamente porque nos hemos quedado en fases de la infancia en las que el niño 1) Hace lo que sea para llamar la atención y conseguir algo parecido a amor; o 2) El niño es el centro de atención y espera que todo el mundo lo complazca.
Nuestra tarea es evolucionar como amantes, y no me refiero sólo al amor sensual. El mismo comportamiento se observa en la relación de las personas con el entorno, con el planeta, con la familia, con los amigos, con los animales, etc. Amar es más fácil de lo que nos han enseñado. Lo que pasa es que nos han bombardeado con ideas absurdas, como que el amor es peligroso, que el que más ama está en desventaja, que debes esconder tus sentimientos para no salir lastimado, etc. Yo creo que amar es demasiado rico como para estar perdiendo el tiempo en juegos psicológicos, que es lo que hemos aprendido desde la temprana infancia.
Voy a fumar otro cigarrillo y seguiré pensando. Me gusta pensar, me gusta que me escribas cosas que me hacen pensar.
Adriana Pedroza
Estaba pensando acerca tu último mensaje, básicamente aquello de esperar a la mujer correcta. Te estoy parafraseando, no recuerdo cuáles fueron tus palabras exactas, pero creo que básicamente esa era la idea.
Me hiciste pensar acerca de la conducta habitual que uno tiene con respecto al amor y las diferencias que se presentan cuando lo comparamos con la actitud que tenemos cuando se trata de sexo. Uno nunca espera que “aparezca” el sexo, usualmente uno busca sexo, de una u otra manera, pero siempre es una actitud activa. Por el contrario, con el amor, se espera que aparezca, que se de, que esa persona ideal caiga del cielo, que te sorprenda como una lluvia de verano… pero nunca te preparas para buscar el amor. Y si a eso le agregamos que nuestra cultura, por lo menos en América Latina, tiende a confundir amor con matrimonio, el asunto es mucho peor, porque no se busca el amor, se busca “la persona correcta” con quien estás dispuesto a pasar el resto de tu vida.
Una vez hablaba con mi hermano del tema y él me decía “si quieres un tipo determinado de hombre, tienes que prepararte para lograr esa relación como si te prepararas para conseguir el trabajo ideal”. Y hasta cierto punto es correcto, no comparto la visión de mi hermano, quien piensa que el hombre ideal sería un banquero o un político, y temo que él piensa que Yo debería estar dispuesta a ser una mujer trofeo… Nada más lejano a la realidad. Sin embargo, comparto la idea de prepararse emocional y mentalmente para estar en una relación sana, bonita, armoniosa y nutritiva para ambas partes.
Por ejemplo, en mi caso, Yo quiero una relación en la cual pueda tener mucho sexo, me pueda reír mucho, pueda conversar y crecer, pero también donde pueda tener mis espacios de soledad. Yo no quiero a mi lado un hombre que “me haga feliz”, no quiero a un hombre que se empeñe en hacerme feliz, porque esa es mi responsabilidad y porque Yo no estoy dispuesta a “hacer feliz a nadie”. Lo que sí quiero es tener a mi lado un hombre que no me cause estrés, angustia, tristeza, que no me haga sentir mal conmigo misma… básicamente, que no me joda.
Y sé que para tener una relación así Yo debo crecer. A veces pienso que es necesario tener relaciones de prueba, alguien con quien pueda practicar. Simplemente porque Yo tengo la mala costumbre de mandar a la mierda a quien quiera imponerse y, ante el primer indicio de imposiciones o pruebas de fuerza, saco los dientes y le arranco la cabeza. Sí, Yo soy como un león tranquilo, echado bajo la sombra de un árbol en la sabana africana, lamiéndose los genitales, sin molestar a nadie… pero sigo siendo un león, sigo siendo un depredador.
Lo triste es que he perdido oportunidades valiosas, con hombres valiosos y maravillosos, por no saber controlar mi orgullo. Es una tontería, porque pienso en el pasado y estoy segura que las diferencias siempre han podido ser negociadas, pero en mi empeño de demostrar que a mí nadie se me impone… perdí… gané, pero a un precio muy alto.
A pesar de todo sigo siendo optimista con respecto al amor. Creo que no hay nada que el diálogo franco no pueda superar. A veces la verdad es dolorosa, pero cuando es determinante, siempre es la mejor opción. Yo no quisiera saber si mi novio me fue infiel, si salió de fiesta y tuvo sexo casual; prefiero no saberlo, prefiero que sea lo suficientemente inteligente para hacerlo sin que Yo lo sepa. Mientras sea así, y con condón, no me interesa saber la verdad. Pero si mi novio ha dejado de amarme o tiene dudas, prefiero saberlo por él. Una de las cosas que más odio de algunos hombres es que, cuando la relación atraviesa por una fase difícil o dejan de amar, se comportan como idiotas para que sea la mujer, hastiada del comportamiento pasivo-agresivo del hombre- quien termine la relación.
Las relaciones son difíciles, básicamente porque nos hemos quedado en fases de la infancia en las que el niño 1) Hace lo que sea para llamar la atención y conseguir algo parecido a amor; o 2) El niño es el centro de atención y espera que todo el mundo lo complazca.
Nuestra tarea es evolucionar como amantes, y no me refiero sólo al amor sensual. El mismo comportamiento se observa en la relación de las personas con el entorno, con el planeta, con la familia, con los amigos, con los animales, etc. Amar es más fácil de lo que nos han enseñado. Lo que pasa es que nos han bombardeado con ideas absurdas, como que el amor es peligroso, que el que más ama está en desventaja, que debes esconder tus sentimientos para no salir lastimado, etc. Yo creo que amar es demasiado rico como para estar perdiendo el tiempo en juegos psicológicos, que es lo que hemos aprendido desde la temprana infancia.
Voy a fumar otro cigarrillo y seguiré pensando. Me gusta pensar, me gusta que me escribas cosas que me hacen pensar.
Adriana Pedroza
Reflexiones de Semana Santa
Y entonces hablábamos del perdón y esas cosas que deben ser y nunca son en realidad.
Yo, la egoísta, decidí agendar tiempo para los demás, aunque esos demás no siempre tengan algo que me interese. No siempre son prójimo, pero por alguna razón que parece más casualidad que plan Divino, coincidimos en el mismo curtito de la vida.
Mi mamá me preguntó por qué lo hago. Siempre dije que primero Yo y luego vemos con los demás. Trato conscientemente de no joder a nadie, pero no suelo hacer grandes sacrificios emocionales por nadie. Entonces, un día recordé que tengo un amigo, de quien por cierto no me gusta hablar mucho, pero es el mejor. Dios es mi amigo, y resulta que Dios tiene unos amigos que a mí no me agradan del todo, algunos se me hacen inmamables y otros idiotas; la mayoría son personas a quienes nunca trataría de no ser por esa amistad que me une a alguien que aspira, creo Yo, que sus amigos se traten con consideración y respeto. Luego, aunque no los vea ni los sienta como mi prójimo, trato a esos amigos de Mi Amigo como si fueran mi prójimo.
Después vino el análisis del perdón. Qué demonios es el perdón y por qué rayos cuesta tanto? Yo no perdono, punto. Lo máximo que había logrado hace unos años era no aprovechar las oportunidades que se me presentaban para joderle la vida a quien osaba tratar de joderme la mía. Sin embargo, hace un par de años a la fecha decidí actuar “como si”. Aclaro, nunca, jamás, bajo ningún pretexto haría esto por algo diferente a demostrarme que soy superior moralmente. Preferiría pasar la eternidad en el limbo que perdonar porque se dice que así debe ser. No perdono, pero dado mi anhelo por lograr la perfección en todos los ámbitos posibles, decidí que Yo soy mejor que los que hablan de Dios; así decidí actuar como si hubiese perdonado.
Si alguien me ha herido, me ha molestado o me ha ofendido y, por cualquier razón, ese alguien necesita mi ayuda, Yo, en mi infinita misericordia le tiendo la mano; no porque se haya producido el perdón, pues en el fondo es factible que quiera que lo arrolle un camión, pero si actúo “como si”, termino por drenar ese sabor amargo de la boca que me provoca el rencor.
Yo no considero prójimo a cualquiera, Yo no amo a nadie como a mí misma, Yo no perdono; sin embargo, creo que lo importante no es cuánto nombres a Dios y cuántas veces repitas los mandamientos aprendidos; Yo creo que lo verdaderamente importante es la suma del bien efectivo que una persona logra a lo largo de su vida.
Yo no sé si Cristo murió en la cruz por mis pecados… al fin y al cabo mis pecados no son tantos, o sí? A mí no me importa si resucitó o no. Lo que sí me importa es la lección de vida que dejó ese personaje que se ha convertido en pivote de la vida de los que se dicen cristianos y que, incluso admirando su obra, nadie se atreve a hacer algo medianamente cercano.
Yo sé que jamás podría hacer algo parecido a la obra de Cristo o de la Madre Teresa de Calcuta, pero incluso en medio de mi egoísmo puedo hacer cosas importantes en una escala menor. No hay nadie lo suficientemente pobre en el mundo como para no tener algo que darle a la vida.
Adriana Pedroza
Yo, la egoísta, decidí agendar tiempo para los demás, aunque esos demás no siempre tengan algo que me interese. No siempre son prójimo, pero por alguna razón que parece más casualidad que plan Divino, coincidimos en el mismo curtito de la vida.
Mi mamá me preguntó por qué lo hago. Siempre dije que primero Yo y luego vemos con los demás. Trato conscientemente de no joder a nadie, pero no suelo hacer grandes sacrificios emocionales por nadie. Entonces, un día recordé que tengo un amigo, de quien por cierto no me gusta hablar mucho, pero es el mejor. Dios es mi amigo, y resulta que Dios tiene unos amigos que a mí no me agradan del todo, algunos se me hacen inmamables y otros idiotas; la mayoría son personas a quienes nunca trataría de no ser por esa amistad que me une a alguien que aspira, creo Yo, que sus amigos se traten con consideración y respeto. Luego, aunque no los vea ni los sienta como mi prójimo, trato a esos amigos de Mi Amigo como si fueran mi prójimo.
Después vino el análisis del perdón. Qué demonios es el perdón y por qué rayos cuesta tanto? Yo no perdono, punto. Lo máximo que había logrado hace unos años era no aprovechar las oportunidades que se me presentaban para joderle la vida a quien osaba tratar de joderme la mía. Sin embargo, hace un par de años a la fecha decidí actuar “como si”. Aclaro, nunca, jamás, bajo ningún pretexto haría esto por algo diferente a demostrarme que soy superior moralmente. Preferiría pasar la eternidad en el limbo que perdonar porque se dice que así debe ser. No perdono, pero dado mi anhelo por lograr la perfección en todos los ámbitos posibles, decidí que Yo soy mejor que los que hablan de Dios; así decidí actuar como si hubiese perdonado.
Si alguien me ha herido, me ha molestado o me ha ofendido y, por cualquier razón, ese alguien necesita mi ayuda, Yo, en mi infinita misericordia le tiendo la mano; no porque se haya producido el perdón, pues en el fondo es factible que quiera que lo arrolle un camión, pero si actúo “como si”, termino por drenar ese sabor amargo de la boca que me provoca el rencor.
Yo no considero prójimo a cualquiera, Yo no amo a nadie como a mí misma, Yo no perdono; sin embargo, creo que lo importante no es cuánto nombres a Dios y cuántas veces repitas los mandamientos aprendidos; Yo creo que lo verdaderamente importante es la suma del bien efectivo que una persona logra a lo largo de su vida.
Yo no sé si Cristo murió en la cruz por mis pecados… al fin y al cabo mis pecados no son tantos, o sí? A mí no me importa si resucitó o no. Lo que sí me importa es la lección de vida que dejó ese personaje que se ha convertido en pivote de la vida de los que se dicen cristianos y que, incluso admirando su obra, nadie se atreve a hacer algo medianamente cercano.
Yo sé que jamás podría hacer algo parecido a la obra de Cristo o de la Madre Teresa de Calcuta, pero incluso en medio de mi egoísmo puedo hacer cosas importantes en una escala menor. No hay nadie lo suficientemente pobre en el mundo como para no tener algo que darle a la vida.
Adriana Pedroza
Suicidio y estadísticas. Un poco en broma, un poco en serio.
Uno, como investigador, necesariamente debe recurrir a las estadísticas oficiales para analizar cualquier hecho concreto de la realidad de cualquier institución o estado. En el caso venezolano el asunto es una aventura completa. Primero, las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) están actualizadas al 2008. Luego… honestamente es poco lo que se puede creer de los números revolucionarios.
Revisaba Yo las cifras de suicidio en el mundo, según el Banco Mundial. En marzo del 2010 se afirmaba que, cada cuarenta segundos ocurre un suicidio en algún lugar del planeta. Las tasas de suicidio se miden por cada mil habitantes y las más altas se presentan en naciones que alguna vez pertenecieron al bloque soviético (39-35), aunque suela hacerse especial referencia a la tasa de suicidios de Japón (24). En América Latina la gente se suicida menos, pero se suicida. En Cuba, con todo y su mar de felicidad, la tasa es de 16 suicidas por cada 100 mil cubanos, cifra que no recoge a los que tratan de llegar a Miami en balsas y mueren en el intento. Chile, para el año 2005, tuvo una tasa de 10; Argentina 8; Puerto Rico 7,6, y así vamos bajando hasta llegar a un país feliz llamado Venezuela, donde la tasa de suicidios fue, en el año 2005, 3,75. Es decir, de cada cien mil venezolanos, casi cuatro se quitaron la vida por diferentes razones.
A modo de observación cizañera, no está de más decir que con las cifras actuales del INE la tasa de suicidios para el 2005 hubiese sido 3,44. Y basándonos en esas cifras, hagámonos la pregunta ¿por qué se suicidaron esos compatriotas? ¿por qué? Según el INE, de los 915 venezolanos que se quitaron la vida, 168 lo hicieron por un “Disgusto familiar”. Así es. En Venezuela un disgusto familiar está entre las principales causas de suicidio y, vale la pena mencionar, han bajado el número de decesos por esa causa, ya que en el año 2000 y 2002 fueron 208 y 212, respectivamente, los venezolanos que agarraron una arrechera con un familiar (seguramente el tío chavista que decía en las reuniones familiares “que le den plomo a esos oligarcas que fueron a marchar) y decidieron quitarse la vida antes de asfixiar al elemento en cuestión y pasar unos cuantos años en la cárcel. En el 2005 hubo menos disputas familiares que acabaron en inmolación, según las estadísticas oficiales.
La segunda causa de suicidios en Venezuela, y seguimos en el 2005, fue “Depresión nerviosa”. En total, 163 personas, diez menos que el año anterior, cuando perdimos el referéndum… trece menos que el fatídico año 2002.
Le sigue, como causante del suicidio, “Amor contrariado” con 125. El año que tuvo más suicidios por esta razón fue 2001 (175) y 2000 (166). Años en los que, quizá, la gente empezó a darse cuenta de que su amorcito era chavista y no pudo con semejante realidad.
Una de las causas que más aparece en las estadísticas mundiales de suicidio son las dificultades económicas, pero no en Venezuela. Curiosamente, y a pesar de las expropiaciones, la falta de empleo y los despidos televisados de PDVSA, en Venezuela sólo se suicidaron 29 personas en el 2005 y, la cifra más elevada (68) se presentó en el año 2000. Tampoco la pobreza extrema es causa importante de suicidio, pues sólo tres personas se quitaron la vida en el 2005 por esa razón y el máximo (12) fue en el año 2001.
Mientras en casi todo el mundo el suicidio se ha convertido en un tema de preocupación nacional, en Venezuela las cifras han bajado significativamente, a pesar de la crisis política, económica, social, moral, espiritual y, en general, todas las crisis imaginables.
El último año del que se tienen registros de población oficiales es el 2007. Con un total de habitantes de 27.483.208 y un total de 622 suicidios, la tasa ha bajado significativamente a 2,26. Como causantes, la depresión nerviosa pasó a un primer lugar (127) y los disgustos familiares bajaron un peldaño (113). Los amores contrariados siguen estando en tercer lugar (91) y los suicidios por causas económicas, que ya eran bajos, se redujeron aún más; 21 por dificultad económica y cero por pobreza extrema. Ergo, ya los pobres no se suicidan, se mueren de hambre.
En los Estados donde se presentan mayores cantidades de suicidios, para el año 2008, son Zulia (125) y Carabobo (78). Y, otro dato curioso, los solteros se suicidan más… incluso más que los casados, los divorciados y los viudos juntos.
Los hombres se suicidan más que las mujeres, mucho más. No obstante, a nivel mundial, las mujeres suelen tener más intentos, sin éxito, de quitarse la vida. Se dice que las mujeres hacen la finta del suicidio para llamar la atención sobre sus problemas del círculo social más cercano, familiares y amigos. Los hombres no se andan con histrionismo y van a lo que van, se pegan un tiro, se lanzan por un balcón y concretan su tarea. Las mujeres suelen embutirse un puñado de analgésicos u otras drogas o cortarse las venas, para morir más presentables y verse lo mejor posible en el velorio… si es que no las encuentra algún pariente o amigo que frustre la muerte premeditada.
Yo, en lo personal, no me creo las cifras de suicidio en Venezuela. Tal vez las cosas en mi país no estén tan mal como en el resto del mundo y los venezolanos aprecian tanto la vida que serían inimaginables cifras alcistas en la tasa de suicidios. O tal vez en Venezuela la gente prefiere matarse bebiendo hasta la cirrosis y manejando la Autopista d Prados del Este en plena pea o resistiéndose a un atraco o en la sala de espera de un hospital… quién sabe. Lo que sí se sabe es que en la página web del INE no hay cifras de defunciones por homicidios y las cifras de delitos registrados apenas está actualizada hasta el 2003.
De esta manera, analizar a la sociedad venezolana siempre será un ejercicio de especulación intelectual, porque Venezuela es un país que carece de cifras que permitan intuir cuál es la realidad presente e inferir cuál es la situación por venir. La política de desinformación es una herramienta que el Gobierno está usando para poder desvirtuar cualquier análisis serio que se pretenda hacer del país, porque cualquier análisis serio costaría una fortuna en el sólo levantamiento de la información estadística.
Ingenuamente espero que hayan instituciones privadas que se aboquen a la tarea de recoger, sistematizar y publicar las cifras que el Gobierno no quiere que los venezolanos y el mundo sepan.
Adriana Pedroza
Revisaba Yo las cifras de suicidio en el mundo, según el Banco Mundial. En marzo del 2010 se afirmaba que, cada cuarenta segundos ocurre un suicidio en algún lugar del planeta. Las tasas de suicidio se miden por cada mil habitantes y las más altas se presentan en naciones que alguna vez pertenecieron al bloque soviético (39-35), aunque suela hacerse especial referencia a la tasa de suicidios de Japón (24). En América Latina la gente se suicida menos, pero se suicida. En Cuba, con todo y su mar de felicidad, la tasa es de 16 suicidas por cada 100 mil cubanos, cifra que no recoge a los que tratan de llegar a Miami en balsas y mueren en el intento. Chile, para el año 2005, tuvo una tasa de 10; Argentina 8; Puerto Rico 7,6, y así vamos bajando hasta llegar a un país feliz llamado Venezuela, donde la tasa de suicidios fue, en el año 2005, 3,75. Es decir, de cada cien mil venezolanos, casi cuatro se quitaron la vida por diferentes razones.
A modo de observación cizañera, no está de más decir que con las cifras actuales del INE la tasa de suicidios para el 2005 hubiese sido 3,44. Y basándonos en esas cifras, hagámonos la pregunta ¿por qué se suicidaron esos compatriotas? ¿por qué? Según el INE, de los 915 venezolanos que se quitaron la vida, 168 lo hicieron por un “Disgusto familiar”. Así es. En Venezuela un disgusto familiar está entre las principales causas de suicidio y, vale la pena mencionar, han bajado el número de decesos por esa causa, ya que en el año 2000 y 2002 fueron 208 y 212, respectivamente, los venezolanos que agarraron una arrechera con un familiar (seguramente el tío chavista que decía en las reuniones familiares “que le den plomo a esos oligarcas que fueron a marchar) y decidieron quitarse la vida antes de asfixiar al elemento en cuestión y pasar unos cuantos años en la cárcel. En el 2005 hubo menos disputas familiares que acabaron en inmolación, según las estadísticas oficiales.
La segunda causa de suicidios en Venezuela, y seguimos en el 2005, fue “Depresión nerviosa”. En total, 163 personas, diez menos que el año anterior, cuando perdimos el referéndum… trece menos que el fatídico año 2002.
Le sigue, como causante del suicidio, “Amor contrariado” con 125. El año que tuvo más suicidios por esta razón fue 2001 (175) y 2000 (166). Años en los que, quizá, la gente empezó a darse cuenta de que su amorcito era chavista y no pudo con semejante realidad.
Una de las causas que más aparece en las estadísticas mundiales de suicidio son las dificultades económicas, pero no en Venezuela. Curiosamente, y a pesar de las expropiaciones, la falta de empleo y los despidos televisados de PDVSA, en Venezuela sólo se suicidaron 29 personas en el 2005 y, la cifra más elevada (68) se presentó en el año 2000. Tampoco la pobreza extrema es causa importante de suicidio, pues sólo tres personas se quitaron la vida en el 2005 por esa razón y el máximo (12) fue en el año 2001.
Mientras en casi todo el mundo el suicidio se ha convertido en un tema de preocupación nacional, en Venezuela las cifras han bajado significativamente, a pesar de la crisis política, económica, social, moral, espiritual y, en general, todas las crisis imaginables.
El último año del que se tienen registros de población oficiales es el 2007. Con un total de habitantes de 27.483.208 y un total de 622 suicidios, la tasa ha bajado significativamente a 2,26. Como causantes, la depresión nerviosa pasó a un primer lugar (127) y los disgustos familiares bajaron un peldaño (113). Los amores contrariados siguen estando en tercer lugar (91) y los suicidios por causas económicas, que ya eran bajos, se redujeron aún más; 21 por dificultad económica y cero por pobreza extrema. Ergo, ya los pobres no se suicidan, se mueren de hambre.
En los Estados donde se presentan mayores cantidades de suicidios, para el año 2008, son Zulia (125) y Carabobo (78). Y, otro dato curioso, los solteros se suicidan más… incluso más que los casados, los divorciados y los viudos juntos.
Los hombres se suicidan más que las mujeres, mucho más. No obstante, a nivel mundial, las mujeres suelen tener más intentos, sin éxito, de quitarse la vida. Se dice que las mujeres hacen la finta del suicidio para llamar la atención sobre sus problemas del círculo social más cercano, familiares y amigos. Los hombres no se andan con histrionismo y van a lo que van, se pegan un tiro, se lanzan por un balcón y concretan su tarea. Las mujeres suelen embutirse un puñado de analgésicos u otras drogas o cortarse las venas, para morir más presentables y verse lo mejor posible en el velorio… si es que no las encuentra algún pariente o amigo que frustre la muerte premeditada.
Yo, en lo personal, no me creo las cifras de suicidio en Venezuela. Tal vez las cosas en mi país no estén tan mal como en el resto del mundo y los venezolanos aprecian tanto la vida que serían inimaginables cifras alcistas en la tasa de suicidios. O tal vez en Venezuela la gente prefiere matarse bebiendo hasta la cirrosis y manejando la Autopista d Prados del Este en plena pea o resistiéndose a un atraco o en la sala de espera de un hospital… quién sabe. Lo que sí se sabe es que en la página web del INE no hay cifras de defunciones por homicidios y las cifras de delitos registrados apenas está actualizada hasta el 2003.
De esta manera, analizar a la sociedad venezolana siempre será un ejercicio de especulación intelectual, porque Venezuela es un país que carece de cifras que permitan intuir cuál es la realidad presente e inferir cuál es la situación por venir. La política de desinformación es una herramienta que el Gobierno está usando para poder desvirtuar cualquier análisis serio que se pretenda hacer del país, porque cualquier análisis serio costaría una fortuna en el sólo levantamiento de la información estadística.
Ingenuamente espero que hayan instituciones privadas que se aboquen a la tarea de recoger, sistematizar y publicar las cifras que el Gobierno no quiere que los venezolanos y el mundo sepan.
Adriana Pedroza
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