Como no soy madre, no sé lo que significa un hijo. Sin embargo, algo dentro de mí me dice que un ser humano, aunque nazca de otro, no le pertenece. Y a pesar de las innumerables presentaciones de power point que circulan por email, donde dicen que los hijos no son tuyos sino de la vida y alaban la libertad, etc., la gente parece procrear y formar familia en torno a un solo objetivo: evitar a toda costa la soledad.
Hace algunos meses un amigo, de esos que de veras llamo amigo y a quien considero un tío muy listo, me recomendó que si no me casaba al menos tuviera un hijo sola. Esta noche, una sesentona divorciada sin hijos me dijo algo similar. Y no son pocas las veces que me han hecho tal recomendación, así que decidí sentarme a analizar ¿cuál es la nota de tener un hijo y por qué tendría Yo un hijo?
Digamos que no me caso y tengo un hijo sola. Eso lo pensé a los 27 años cuando todavía creía que la realización máxima de una mujer era formar un hogar o, al menos, traspasar todo el conocimiento acumulado a las futuras generaciones que llevaran sus genes. Mi plazo eran los 32. Si llegada esa edad no me casaba, me haría una inseminación artificial.
Supongamos que Yo hubiese seguido esos planes infantiles. Ahora tendría un monstruo de casi dos años. Mi ciclo de sueño ya está lo suficientemente alterado haciendo cosas que me gustan, como leer, escribir, investigar, trabajar, fumar, beber o ver documentales. Si tuviera un hijo, y esto me lo han dicho todas las madres honestas que conozco, tendría que olvidarme de hacer todo eso que me gusta. Mi tiempo dejaría de ser mío y tendría que compartirlo con otro ser humano SOLA, sin ayuda del padre. Los trasnochos no serían para crear sino para criar a un niño. Son innumerables los casos de mujeres profesionales cuyas conversaciones giran en torno a los pañales, el nuevo biberón, la piñata para el cumpleaños, la nueva comiquita de Discovery Kids... No sé si Yo podría con eso.
Pero haciendo esto tendría mejores posibilidades de llegar a la vejez acompañada de un ser humano que, por las razones que sea, me cuidaría. Es cierto, es muy triste ver viejitos solos que no tienen quien los cuide, que los lleven al médico o los visiten los fines de semana. Entonces, sacrificando mi presente apuesto al cariño que debería tenerme ese ser al que le dedicaría mi vida para tener compañía en mis años dorados.
Además parece ser que eso de ser madre es muy lindo, por aquello de celebrar los logros de los hijos, la ternura de la sonrisa de la criaturita, el abrazo dulce y el beso del bebé y qué se Yo cuántas boberías más. Debe ser muy lindo, no lo dudo, me encantan los niños ¡de a poquito! Porque resulta que esas criaturitas se enferman y suele ser la madre la que lo lleva al médico. Hacen pataletas y demandan mucha atención. Comen cada tres horas y mamá tiene que levantarse a alimentarlo, hay que bañarlos, vestirlos, amarlos, dedicarles tiempo y energía. Para mi gusto esto es demasiado trabajo para una sola persona y, confiesan las madres abnegadas y los padres sinceros, ese trabajo lo hace la mujer sola. Papá va a trabajar y sigue con su vida, mamá tiene que alternar su trabajo fuera del hogar con el trabajo dentro del hogar, más el de madre y el de esposa.
Adicionalmente, las crisis de pareja parecen venir con la llegada de los hijos. Obviamente, si la sociedad empuja a la mujer a dejar su vida de lado para dedicársela a los hijos y el hombre participa a medias en el trabajo pesado de la paternidad, no es extraño que se busque fuera del hogar un poco de satisfacción extramatrimonial, tanto los hombres como las mujeres, que dejan de sentirse amantes para ser sólo madres.
¡Y resulta que hay gente que me motiva a echarme esa vaina! Porque aun en el siglo XXI hay quienes piensan que una mujer que no es madre está incompleta. Yo nunca, jamás, he conocido a un hombre que le digan "si no te casas, al menos ten un hijo". Ese es un mensaje para la mujer, porque el paradigma hembra-madre está incrustado en el pensamiento de la sociedad latinoamericana y por eso hay tantos hijos abandonados, aun teniendo padres en casa.
Tener un hijo es una decisión que cambia la vida de las personas, aunque no se quiera. Los hombres, en el mejor de los casos, suelen ver afectado el presupuesto, pero no su vida. No es el hombre, salvo en casos excepcionales, el que falta al trabajo para asistir a los actos sociales del niño. En las piñatas, casi siempre, van las madres y los padres se quedan en casa. Quien se levanta de madrugada si el niño llora, es la madre, papá comienza su turno a las siete de la mañana. Incluso se ven familias que salen de paseo y el padre está pegado al celular atendiendo asuntos laborales, es decir, no está. Por supuesto, cuando existe la presencia física de un padre que en realidad no está porque tiene la mente en los negocios, no es sólo culpa de él, porque la mujer lo acepta así a cambio de estatus o beneficios materiales... se supone que hay que darle a los hijos lo mejor y eso suelen ser cosas, no afectos.
Ser padre es una de esas actividades 24/7 y para hacerlo medianamente bien, creo Yo, se debe compartir la experiencia con una persona que asuma la paternidad de la misma manera. Y Yo insisto en que debe ser compartido, no se puede ser madre soltera (al menos no voluntariamente) y sacrificar los sueños y ambiciones personales y ser feliz y criar a un hijo feliz. Dejar de lado la vida propia y vivir en función de la vida de otra persona no puede generar felicidad, al contrario, eso degenera en frustración y eso se transmite a los hijos de forma conciente o inconsciente. Por eso la gente espera que en el ocaso de su vida esos desgraciados por los cuales sacrificaron sus sueños se encarguen de brindarle un vejez digna. Entonces, no se traen hijos al mundo por placer, sino por conveniencia, es una inversión de presente para tener un futuro acompañado.
El miedo a la soledad hace que las personas tomen decisiones de vida que muchas veces terminan atentando contra la vida misma. No es fortuito encontrarse con tantas personas que no saben cuál es su sueño o, peor aún, no tienen sueños. Y es infinitamente triste para mí cuando le pregunto a alguien ¿cuál es tu sueño? y las personas no saben responder o simplemente sus sueños están limitados a ver felices a sus hijos o a logros materiales.
Tal vez Yo termine congelando un par de óvulos para cuidarme de que en un futuro me de mucho miedo estar sola y los insemine a los 50 años para que me cuiden en mi vejez. Total, si muero a los ochenta ya tendrán treinta años y podrán vivir sin madre... seré una egoísta más que procreó enfermeros de geriátrico por miedo a envejecer sola.
2 comments:
Jajaja excelente, por lo menos acabo de descubrir que no soy el único que piensa de esa forma tan "antisocial" y "egoísta". Es que al tener un hijo pareciera ser necesario matar al "Yo" y dedicarse a otro.
Me gusta mucho lo que escribes, te felicito.
...y que me dices del altisimo porcentaje de viejos que mueren en la mas absoluta soledad de un geriatrico, con prole y todo. Eso no es garantia de nada. Definitivamente tener un hijo es un proyecto de vida donde todos los involucrados se gozan y sufren el paseo. Ciertamente tiene su cuota de sacrificio, pero que placer no lo tiene, hasta para subir a la torre Eiffel debes pagar un pasaje y hacer una cola gigantesca. Coincido en que eres genial en tus escritos y tambien te felicito, es algo muy diferente y que llega hasta la fibra. De hecho no puedo seguir escribiendo porque tengo a mi hija robandome la tranquilidad de hacerlo en paz en este instante, pero asi es todo, aunque no tenga mi espacio al 100%, que a veces me provoque ahorcar al papá, en este caso ella ha marcado la diferencia en mi, no me embarace pensando en mi vejez, pero como he disfrutado la paz de verla cuando no grita o llora,que es la mayoria del tiempo, los hijos son mas que eso y regalos hechos a mano. Me encataria poder leer tu otro libro pero no tengo idea de como localizarlo porque en Amazon no lo encontre y vivo afuera de Venezuela, Un abrazo y Sigue adelante tienes un talento inefable :)
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