Para complacer a los casados que se quejaron por las alternativas que expuse en mi artículo anterior, voy a esbozar algo sobre las razones de la soltería.
Ciertamente, no todos los solteros permanecen solteros por convicción o porque asumen que es la mejor alternativa en determinado momento de su vida. Sin duda existe un grupo (tanto hombres como mujeres) que está desesperado por ingresar al Club de los Casados, que no quieren estar solos pero la vida no les ha permitido dar ese salto al agua que tanto desean. Los hay, sin lugar a dudas son muchos, pero no son todos y no sé si son la mayoría. Por lo general, son esas personas que creen que después de casados la vida será más fácil, que viven cazando y asumen que al casarse termina la cacería; pero suelen olvidar muy pronto que la atracción y la conquista no puede terminar con la luna de miel y es allí cuando apenas comienza la lucha. Estas suelen ser personas que se ponen una edad límite para contraer matrimonio y, a partir de un punto determinado, comienzan a "rematar" las exigencias y pueden terminar casándose con quien primero acepte el anillo (o lo ofrezca). Yo pienso que esta es la gente dependiente.
Hay otro grupo que está cómodo con la soltería, porque este estado le permite tener lo que necesita sin muchas complicaciones. Además, no encuentra atractivo el paquete del matrimonio. Eso de calor de hogar, nido familiar o esa seguridad que supone la vida en pareja, no reporta mayor utilidad que la vida de soltero. Esos suelen ser los que van al núcleo materno cuando necesitan ser cuidados y consentidos, tienen sexo sin las responsabilidades que supone la cama marital y gozan de libertad y ausencia de responsabilidad cuando así lo desean. No son solitarios, simplemente están cómodos donde están. Estas suelen ser personas con un orden de prioridades donde las demás personas no juegan un papel importante y, por lo general, cosifican a los demás utilizándolos como medio para obtener sus fines: cariño, atención, sexo, posición, poder, etc. Suelen verse a sí mismos como personas independientes.
Pero también hay un sector en la soltería en donde están aquellas personas que saben concientemente que la vida en pareja y en familia supone una serie de responsabilidades y sacrificios para las cuales no están preparados. No existe la negativa a dar el paso, pero hay conciencia de las consecuencias de darlo. Puede que no se haya encontrado la persona idónea para negociar las libertades y las responsabilidades, pero ello no resulta en frustración y angustia, porque en la soledad encuentran la posibilidad de evolucionar que no han detectado en las personas que conocen. Son personaspara las cuales los demás son importantes pero no prioritarios y entienden que la relación con los demás seres humanos, sea cual sea, implica por sí misma responsabilidad. Son personas que no crean expectativas que saben no van a cumplir, no se involucran con nadie a menos que ello pueda traducirse en ganancia para ambos y ven la relación humana como una vía para el desarrollo de su ser, de lo contrario eligen la soledad. A estos yo los llamaría interdependientes.
Para vivir en pareja los seres humanos deben haber superado la fase infantil del amor, donde el hombre (como especie) es el centro de atención de su entorno. Es esa fase en donde el niño obtiene de los demás lo que necesita para vivir, cuando quiere mimos y cuidados sonríe y extiende los brazos para satisfacer su necesidad, pero cuando se aburre o quiere otra cosa, llora o rechaza a quien quiere mantenerlo cargado. En la edad temprana el niño aprende cómo manipular a los demás para lograr sus objetivos, sabe que él es importante para la familia y se siente el ser más importante para quienes lo rodean. Hay muchos adultos que aún no han superado esta etapa del desarrollo humano y buscan en la pareja, los amigos o conocidos en general, satisfacer la necesidad de atención y pertenencia de una manera análoga a la infancia, sólo que en lugar de llorar puede emplear el mal humor, un mal día en el trabajo, un dolor de cabeza y una larga lista de estrategias.
Para que una pareja pueda llevar una relación sana, ambos miembros deben haber pasado la fase de dependencia, de independencia y encontrarse en el camino de la interdependencia, donde se sabe que ambos son importantes, útiles, capaces y productivos para la relación. Si dos personas se unen y no se hallan en un nivel homogéneo (no idéntico) de madurez, necesidades y ambiciones, es muy probable que el matrimonio se convierta en una vivencia atroz, que genere rabia, miedo y decepción. Decenas de veces he escuchado la frase "me casé con una persona y estoy viviendo con otra", ésto -a mi modo de ver-sólo revela que en la relación nunca existieron intereses comunes y el matrimonio fue ÉL interés, sólo un paso "necesario" pero no realmente importante en la vida, el cumplimiento de una obligación y no una manera de crecer y desarrollarse como ser humano al lado de un compañero (a) de camino.
Casarse o permanecer soltero tiene sus ventajas y sus desventajas, como todo en la vida, pero si bien es cierto que ambas pueden ser decisiones personales, no menos cierto es que es más probable que la gente engañe y emplee estrategias para casarse a que lo haga para seguir soltera.
Adriana Pedroza
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