Hoy escuché dos de las peores ofensas que me ha tocado escuchar en mi vida viniendo de personas que dicen conocerme. La primera fue un tipo que me conoce y me recomendó leer Deepak Chopra, cosa totalmente absurda para mí, respeto a quien lo lee y lo disfruta. Pero la segunda sobrepasó cualquier límite imaginable: Retira tu firma, aprovecha la oportunidad, están dando créditos y si firmaste te lo niegan. La persona en cuestión basa su sugerencia en el siguiente análisis: el referéndum está perdido, no va a haber referéndum. Estoy de acuerdo, yo tampoco creo que exista la posibilidad de que la crisis se resuelva por la vía pacífica. En segundo lugar sabemos que el hecho de haber actuado democráticamente al manifestar mi desacuerdo con la gestión de Chávez me cierra todas las puertas para acceder a cualquier cargo público, créditos oficiales, etc. La postura del sujeto que me hizo el planteamiento es que al mantener mi firma no estoy logrando nada, porque no voy a cambiar la situación del país, porque ya la oposición metió la pata y estoy perdiendo mucho, pues con un crédito del gobierno podría yo hacer un negocio que me genere bienestar y además genere empleo y bienestar para otros.
Yo, Adriana Pedroza, he venido practicando desde hace algunos años la virtud de la paciencia y la comprensión y poco a poco he desarrollado la capacidad de respetar opiniones y posturas diferentes a las propias, por muy absurdas que sean. Sin embargo, me parece una grosería plantearse, o mejor dicho, plantearme la posibilidad de retractarme de mi opinión acerca de la revolución bolivariana, pedirle disculpas a Chávez y retirar mi firma porque creo que puedo obtener un lucro de ello, partiendo de que ya todo está perdido por los próximos años. Si bien es cierto que desde hace varios meses o años estamos en una dictadura blanda, no menos cierto es que disculparse por haberse identificado ante el enemigo como oposición, es la mejor manera de entregarle el poder absoluto del destino del país a quienes sabemos están incapacitados para el ejercicio del poder. Aunque yo esté en desacuerdo con los reparos y aunque todos los firmantes estuviesen en desacuerdo, igualmente los reparos van y no ir a reparar no es quitarle legitimidad a la Coordinadora Democrática, es darle la razón al oficialismo y demostrarle la incapacidad de la sociedad civil de explotar hasta la última mina de oposición. Aunque creo que con los reparos no se va a lograr nada, creo que se pierde menos que retractándose, porque ya que no pudimos organizarnos para tener una única línea de acción, ya que nuestra generación es incapaz de lograr una variación del Pacto de Puntofijo adaptado a las necesidades de este siglo, nos toca al menos quemar hasta el último recurso para decirle NO al tirano, para que sepa que en este país hay gente que no se compra con cargos ni créditos blandos y que esa es la gente que se organizará y corregirá el rumbo las veces que sea necesario hasta sacarlo del poder.
Uno de los grandes problemas que tenemos como sociedad es que aquí no se respeta la palabra, en Venezuela la palabra no tiene valor, no genera responsabilidad, ni siquiera moral. En este país a la gente no le importa dejar esperando a alguien media hora, o simplemente dejarlo embarcado sin pensar en el compromiso que se adquiere al fijar una hora para una acción ni los males que se le genere a la otra persona; tampoco importa dejar a alguien olvidado en el teléfono cuando se le dijo "dame un minuto", se corta la llamada y se le hace perder tiempo a otro ser humano y eso no importa. Y esa misma práctica de no me importa lo que pase con los demás es la que se refleja en la vida política de los venezolanos y es la que debemos romper de una buena vez si queremos saborear la idea de futuro, pues no habrá cosecha mañana si no sembramos hoy. Es hoy cuando debemos ser más firmes en nuestra palabra, es hoy cuando tenemos que mantenernos en la lucha para defender los retazos de democracia que aún quedan, es hoy cuando tenemos que empezar a pensar que el otro también es importante, es hoy cuando nos toca desprendernos del egoísmo y pensar en colectivo, porque si nosotros nos acomodamos hoy para beneficiarnos del gobierno, con la creencia de que mañana nos organizaremos para recuperar la democracia, no habrá mañana para nadie ni habrá democracia que recuperar.
Las viejas generaciones políticas tienen que morir, y van a morir, con el error trágico que significa haber aceptado ir a reparos, y ello debería traducirse en el florecimiento de nuevas formas políticas impulsadas por nosotros, los jóvenes, la mente fresca, las ideas nuevas. Pero también aquellos que se oponen de palabra a la vieja forma de hacer política, llámese cuarta o quinta república, y esperan obtener lucro de las ineficiencias del gobierno y de la oposición, también deben desaparecer, porque son tan o más nocivos que los viejos políticos, porque emplean sus talentos para seducir incautos y valerse de atajos para empeñar el futuro de toda una nación en pro de su beneficio personal, con la misma bandera del chavismo: generar bienestar para muchos.
YO no retiro mi firma, YO no me voy a disculpar con el gobierno por haberle hecho saber con MI FIRMA que su revolución es una mierda.
Adriana Pedroza
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