A diferencia de otros animales, el hombre debe trabajar para vivir, el hombre debe ganarse el pan con el sudor de su frente. Pero, también a diferencia de los demás animales, el hombre ejerce su semejanza con Dios a través de la labor creadora, que encuentra terreno fértil en su trabajo.
El trabajo del hombre es una oportunidad para ser creador, para hacerse de medios que le permitan disfrutar de un cierto nivel de bienestar y comodidad, para tener recursos para disfrutar de su tiempo libre de manera creativa y creadora. No obstante, el hombre ha convertido el trabajo como el fin último en su existencia, para tener más: dinero, poder, prestigio, aceptación y reconocimiento impropio.
No es la labor creadora el fin último, ahora es un carro, mañana lo será el apartamento, la casa, el yate, la avioneta, cualquier cosa, menos sentirse dichoso y satisfecho con su actividad. Muchas personas trabajan en actividades poco satisfactorias porque el ingreso que reciben por ellas les permite "vivir bien". Pero, ¿qué es vivir bien, qué es la buena vida?. ¿Lo es acaso acabar tan exhausto del trabajo que lo único que se desea es acostarse a dormir?. ¿Lo es terminar tan hastiado del trabajo que se termine buscando evadir con una buena botella de whisky?. Fiestas, alcohol, viajes, sexo, todo esto y más son parte de los mecanismos de evasión que usa el hombre para no pensar en que su existencia se hace cada día más miserable, entregado a un sistema que no le deja tiempo para pensar, porque el sistema no necesita de pensadores, sino de borregos que hagan su trabajo sin protestar, a cambio de la promesa de una "buena vida", llena de comodidades que no terminan de satisfacer el ansia de ser sólo por ser. Porque se es humano cuando se piensa, cuando se analiza, cuando se ama, cuando se comparte con las demás personas, no cuando se consumen las amistades, las distracciones y el amor, con la misma ilusión de satisfacción que da el consumo de un buen vino.
¿A cambio de qué entrega el hombre su vida a un sistema que no hace sino crearle necesidades ficticias?. ¿A cambio de qué deja el hombre de pensar para producir?. Al final, se logran los objetivos materiales, sí, pero a costa de un gran vacío que no se llena con nada externo, a costa de la propia identidad que se pierde por ser un cargo en lugar de ser lo que se es, a costa de perderse el dar y recibir amor, porque nunca se tiene tiempo para ello.
Nadie puede rescatar a otro de la fuerza centrípeta de la ilusión de bienestar, sólo cada uno puede detenerse a pensar por sí mismos en las prioridades reales de cada vida y decidir si se quiere ser borregos con investiduras falsas o ser verdaderamente felices en el ejercicio de las capacidades que se nos han dado a los seres humanos: pensar, amar y crear.
Adriana Pedroza
1 comment:
"entregado a un sistema que no le deja tiempo para pensar, porque el sistema no necesita de pensadores, sino de borregos que hagan su trabajo sin protestar" Justamente así me sentí esta última semana de universidad que estuve full de exámenes. Incluso estaba escribiendo un artículo para mi blog relacionado a como viví esa última semana de exámenes, te dejo un párrafo:
"Hay días que no pienso, que no analiso, que no me fijo en un hecho anormal. De verdad no pienso nada, aunque lo intente sin muchas ganas. Pareciera que me hubieran secuestrado el cerebro, es que ni por casualidad se me ocurre una idea"
Por ahí iba el asunto, y es que después de esas jornadas las personas quedan tan agotadas que no dan para mas y es verdaderamente triste porque como tu dices muchas veces las cosas que se buscan carecen de sentido, dejando a un lado lo verdaderamente importante para cada quien.
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