Tuesday, April 18, 2006

LUCIFER EN EL DIVÁN

Señor Lucifer -llamaba la secretaria del psiquiatra más famoso de la ciudad. Adelante, el doctor lo espera.

Mientras, en la sala, más asustado que extrañado, el psiquiatra se preguntaba si vendría a llevárselo o vendría por el anuncio en la prensa.

Lucifer se agachó para no rozar sus cuernos con el marco de la puerta, entró y se sentó en el diván. Mientras entraba, una diabólica melodía se escuchaba por todo el consultorio y la gente cerraba los ojos y rezaba para encomendar a Dios su alma, por si acaso ese era el día final del que tanto se había hablado. Al menos eso creía él, en realidad lo que esperaban era el resultado del triple de las siete de la noche.

-Siéntese por favor, dijo el doctor.

Lucifer se sentó y comenzó a hacer pucheros, la melodía cesó, el humo se había disipado hacía rato. - Perdí mi empleo, decía. Ya nadie me necesita, los hombres me echaron del mundo, no hay maldad que pueda yo hacer que ellos no me superen.

-¿Su nombre de pila es Lucifer?, preguntó el doctor extrañado. Es decir, ¿usted es el diablo, el demonio... Satanás?

-Sí, yo soy el ángel caído. El pendejo que un día le escupió la cara a Dios porque los hombres me estaban robando atención. Dios se dedicaba mucho a ellos, y yo sabía que ellos me traerían problemas, pero esta vez se pasaron, me dejaron sin empleo, en un descuido mío los hombres comenzaron a hacer guerras sin mi autorización, yo inventé los virus para el cuerpo y ellos inventaron las computadoras con todo y virus. Y mire doctor que a la mayoría de los hombres les importa más su computadora que su cuerpo. Y ni hablar del alma, eso era antes que la gente se preocupaba si iba al cielo o al infierno, ahora ya no les importa, ni piensan en eso. Yo les mandé a Stalin y ellos crearon a Nixon, ni hablar de Bush; para colmo este tuvo un hijo y es peor que él. Yo llevé la pobreza al mundo y ellos inventaron la izquierda revolucionaria, aprovechandose de mi invento. Yo les sembré la duda de la existencia de Dios y ahora no creen en mí. Hay un tipo que se hace llamar Marilyn Manson que tiene más fanáticos que Dios y yo juntos, y todavía se quejan de que haya locos en este planeta. Es que ahora ellos mismos crean los locos, mientras ustedes los psiquiatras se hacen ricos y ni les importa su alma.

-Bueno, dijo el doctor aclarando su garganta, la verdad es que su caso... digo, es un típico caso de... ehmmm, ajá, depresión por inactividad intelectual. ¿Ha tratado con algún hobbie, alguna actividad que siempre haya querido hacer?

-Claro que lo traté. Pensaba ir al colegio a terminar la primaria y cuando llegué a la cantina a comprar una empanada un niño de unos nueve años comenzó a disparar, me dio en el cacho izquierdo.

-¿Qué hizo usted al ver eso?, preguntó el médico llevando su cuerpo hacia delante.

-Comencé a rugir, puse los ojos rojos, eché humo por la nariz y todo esto con mi musiquita de fondo, la que siempre suena cuando estoy cerca.

-El niño se aterrorizó ¿no?

-Para nada, me preguntó con cara de malo ¿qué pasó güevón?. Me asusté mucho doctor, se lo juro, ese niño parecía un demonio y sólo tenía nueve años. Le tuve que decir: nada pana, todo bien por acá. Ahora los niños en la escuela me llaman Lucy, no pienso volver.

-Yo le sugiero que deje las cosas como están y váyase a su casa a descansar. Si puede rece para ver si Dios lo perdona y se puede regresar al cielo, porque aquí en la tierra los hombres no están muy bien que digamos.

-Imagínese que Dios les dio el amor, yo les di el rencor y ellos inventaron que si la dependencia, la manipulación, los matrimonios por interés... no doctor, a los hombres nadie les gana cuando de joder al mundo se trata. Tiene razón, mejor me voy pa´l coño. Por lo menos me queda mi radiecito para sonar mi musiquita, a ver si asusto a alguien, aunque sea una viejecita del Opus, ya ni esas se asustan.

-Bueno señor Lucifer, gracias por venir –decía el psiquiatra mientras sonaba el reloj. Ya terminamos nuestra primera sesión por el día de hoy. La próxima sesión hablaremos de su infancia, de sus padres... en fin, esteeeee, gracias por preferirnos. Espero verlo la próxima semana, hable con mi secretaria para una segunda cita.

Salía Lucifer del consultorio, rodeado por el humo y la macabra melodía que siempre lo acompañaba. Miró con odio a los que allí esperaban su turno y rugió. Una cuarentona divorciada le reclamó porque se tardó más de los cincuenta minutos reglamentarios, la secretaria lo miró con cara de fastidio y un adolescente con una franela de Marilyn Manson le pintó una paloma cuando salía.
Con cara de pendejo salió del edificio, sujetó con firmeza su billetera por temor al hampa común y se metió en la primera iglesia que vio a ver si todavía se acordaba cómo dirigirse a Dios.

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